La sociología y el mercadeo han creado una pirámide de necesidades humanas, ubicando en la base de esta las necesidades fisiológicas y, así sucesivamente, hasta en la cúspide ubicar una vida realizada totalmente. Si nos guiamos por la palabra de Dios, ¿es correcta esta pirámide?… ¿o es todo lo contrario?
“Por lo tanto, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Así que, no se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. ¡Ya bastante tiene cada día con su propio mal!”
San Mateo 6:33-34 RVC
https://bible.com/bible/146/mat.6.33-34.RVC
Los 5 niveles de la Pirámide de Maslow
Esta teoría sugiere que las necesidades humanas se organizan en una jerarquía de importancia y complejidad ascendente, desde las más básicas hasta las más elevadas o sofisticadas:
- Fisiológicas: Son las necesidades básicas para la supervivencia, como alimentación, sexo, descanso y abrigo.
- Seguridad: Las personas buscan seguridad y protección. Esto incluye la seguridad física, estabilidad financiera, seguridad laboral y salud.
- Afiliación: Se refiere a las relaciones sociales y a la necesidad de amor, amistad, afecto y pertenencia a un grupo, como la familia o una comunidad.
- Reconocimiento: Es el deseo de estima, tanto propio como el reconocimiento de los demás, logrando éxito y respeto.
- Autorrealización: En la cima de la pirámide se encuentran las necesidades de autorrealización. Esto puede incluir el desarrollo personal, la creatividad, la resolución de problemas y la búsqueda de objetivos personales significativos.
Si pudiéramos ubicar en esta pirámide nuestra relación con Dios, lo más probable es que debería ubicarse en la cima de la pirámide, que es la autorrealización, sobre todo si hablamos de desarrollo personal, resolución de problemas y objetivos personales significativos. En este mundo convulsionado de hoy, las motivaciones humanas para buscar a Dios son generalmente asociadas a encontrar la solución para diversos problemas como soledad, pérdida, enfermedad, quiebra, angustia, etc.
Desde los años 50 y cada década con mayor intensidad, hemos sido una sociedad encausada al consumismo y, a través de los medios de comunicación y ahora las redes sociales, nos hemos convertido en una sociedad totalmente alienada y guiada a buscar la satisfacción de nuestras necesidades de acuerdo a la pirámide de Maslow. Ya no solo las fisiológicas, que siguen siendo las más importantes para el marketing (sobre todo el sexo), sino que nos han enseñado a buscar satisfacer las demás escalas por medio del consumismo, sacando por completo de la ecuación a Dios y a la familia, quienes se convierten muchas veces en obstáculos para llegar a la cima de esta pirámide.
Si analizamos los versículos de Mateo 6, podemos hallar un modelo de pirámide totalmente diferente al modelo de Maslow, al cual he llamado «La Pirámide de Dios». A diferencia de la de Maslow, esta pirámide tiene únicamente dos niveles: la base y la cúspide.
Como podemos ver, la base lo es todo: buscar el reino de Dios y su justicia. Y la cúspide equivale a todas las demás necesidades humanas. No sé por qué razón nos hemos complicado tanto, incluso los creyentes que caímos en esa alocada carrera consumista que el marketing y la publicidad nos han impuesto. Es sencillo, demasiado sencillo: Buscar el Reino de Dios y su justicia.
¿Qué significa esto? Ser como Jesús, nada más ni nada menos. Jesús se concentró antes que nada en cumplir su propósito en la tierra, su plan redentor. Si analizamos la Biblia palabra por palabra, y más el Nuevo Testamento, no encontraremos una sola insinuación o pista que nos indique que Jesús andaba preocupado por su día a día, por trabajar (su trabajo era predicar las buenas nuevas), por pagar deudas, por conseguir el medio de transporte más moderno o por comprar la casa más suntuosa. Él sabía que su Padre proveería cada una de esas cosas mientras Él caminaba en obediencia de acuerdo a su propósito. En este momento quizás algunos de ustedes dirán: «Pero Jesús era Dios y esa era su misión; yo no soy pastor, ni evangelista, debo trabajar y buscar mi sustento diario». Nunca he dicho ni diría que todos somos llamados por Dios para trabajar en su obra de tiempo completo; pero lo que sí es cierto es que todos debemos poner nuestros ojos, fuerzas y metas en buscar el Reino de Dios para nosotros y los que nos rodean. Para explicarlo mejor: hagas lo que hagas, lo más importante, tu prioridad, es contribuir a que el evangelio se extienda y la justicia de Dios (salvación) alcance a más y más personas. Si te enfocas en esto, estoy seguro de que Dios te bendecirá de tal manera que tu trabajo dará frutos como nunca antes, será más liviano, fácil y disfrutarás de bienestar y largos días en la tierra.
La visión trae provisión.
Cuando pones tus ojos en el Reino de los cielos, en llevar gente a los pies de Dios, en contribuir económicamente a alcanzar más y más almas con el mensaje; cuando recibes una visión del cielo para extender el Reino o acoges y te apropias de la visión de tus pastores locales, esa visión traerá a tu vida una provisión sobrenatural. Es decir, de acuerdo al tamaño de esa visión, así será la provisión que llegará a tu vida. Si tu visión es pequeña, local, simple; tu provisión será de igual manera. Ten cuidado, esto no es en absoluto malo. Pablo bien decía por ello:
“No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a estar contento en cualquier situación. Sé vivir con limitaciones y también sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, tanto para estar satisfecho como para tener hambre, lo mismo para tener abundancia que para sufrir necesidad; ¡todo lo puedo en Cristo que me fortalece!”
Filipenses 4:11-13 RVC
https://bible.com/bible/146/php.4.11-13.RV
Dependiendo de la visión llega la provisión, y como vemos que Pablo habla, podemos notar claramente que afirma que no tiene escasez, pero que sabe adaptarse a cualquier situación mientras cumple con su comisión. Espero que el Espíritu Santo les ayude a entender que el sentido de este artículo no es enseñar que el camino de búsqueda del Reino de los cielos es un camino de rosas y jardines (pues no lo es), sino que, si primero que todo lo demás nos enfocamos en cumplir nuestro propósito de ayudar a extender el evangelio, todas las cosas que necesitemos y aún anhelemos para vivir en la tierra llegarán a nosotros por añadidura, dependiendo de la visión que tengamos o hayamos adoptado.
Daniel E. Ospina B.