Observa si tu hijo es un friki
A muchos niños los rotulan en sus colegios por sus aficiones y por ser aislados…
Estamos tan atareados y corriendo la carrera de la vida en estos tiempos que no nos damos cuenta de lo que está ocurriendo con nuestros hijos realmente, a qué están expuestos o por qué o quiénes están siendo influenciados. Es muy común hoy día escuchar en los pasillos de los colegios frases como: «¡Ahí viene Pablo, ese es un friki!». Estoy seguro de que como padre de familia o tío, has escuchado llamar «friki» a algún chico. Lo que no sabes es lo que implica que le pongan ese rótulo a tu hijo o algún niño que conozcas. Quiero darte la definición más común que puedes encontrar en Internet referente a lo que es ser un friki.
Los «frikis» no son una tribu urbana propiamente dicha; no obstante, sí que cumplen una serie de cualidades comunes que vamos a tratar de resumir a continuación.
Origen: La terminología «friki» viene de la palabra inglesa «freak», que significa monstruo, raro o chiflado. Con esta palabra se define de forma simpática a los jóvenes, mayoritariamente adolescentes, cuyo comportamiento se sale de lo usual o aceptado por las normas sociales.
Características: Los frikis se distinguen por tener gustos poco comunes y aficiones a las que dedican todo su tiempo libre, sobre temas como los videojuegos, juegos de rol, cómics, manga, series de televisión, tecnología, etc. Estas personas suelen distinguirse por ser poco sociales, no importarles lo que los demás piensen de ellos y juntarse con otras personas de gustos similares.
Presencia actual: Su presencia es cada vez mayor. Si bien a principios del año 2000, cuando se empezó a popularizar el término, la palabra «friki» era tomada como un insulto, poco a poco se ha ido convirtiendo en una palabra más, sin carácter despectivo, llegando hasta el punto de surgir la «cultura friki», que mueve mucho dinero tanto en ventas de videojuegos, películas y series de televisión donde los protagonistas son frikis con gustos excéntricos y personalidad adictiva, salones de cómic y manga donde la gente va disfrazada de sus personajes preferidos, etc.
Desde el año 2006 existe un «Día Mundial del Orgullo Friki», que se celebra todos los 25 de mayo, sobre todo a través de Internet.
Atuendo característico: Los frikis no se preocupan por la forma de vestir. Llevan la ropa que les resulta más cómoda de adquirir o que tienen más a mano, sin importarles lo que los demás piensen de ellos. A menudo suelen llevar camisetas de sus aficiones, con frases famosas, personajes de TV, logos de marcas, etc.
Género musical preferido: Los frikis no tienen un género musical definido, aunque la mayoría de ellos escuchan música y ven series de forma habitual.
Intereses y actividades: Sus intereses van desde aficiones normales hasta aficiones de todo tipo. Les pueden gustar los cómics, manga, anime, series de TV, grupos de música, colecciones de todo tipo, ciencia… hasta videojuegos, juegos de rol, tecnología y gadgets, informática, programación, entre otras. En este último caso, a los aficionados a la tecnología se les suele llamar «geeks».
Sean cuales sean sus aficiones, su dedicación a ellas suele ser máxima, aspirando a saberlo todo sobre ellas y dedicarles todo su tiempo libre.
Ideología y tendencias violentas: No existe una ideología fija ni tampoco se caracterizan por ser gente violenta, más bien todo lo contrario.
IMPLICACIONES DE SER FRIKI
Otra señal evidente de un niño con tendencias frikis es la resistencia a practicar un deporte, y generalmente tiene una animadversión al fútbol muy fuerte. No quiero decir que quien no guste del fútbol sea un friki, solo que, junto a las descripciones arriba expuestas, esta es otra señal de alarma.
El niño que rotulan como friki cada vez se aísla más y se encierra en su universo, muchas veces relacionado con la ciencia ficción o los videojuegos. Y suelen formar pequeñas comunidades de aficionados. Por eso te ruego encarecidamente observes a tus niños. He visto un juego muy adictivo y nocivo llamado Minecraft. Si eres cristiano y activo en una iglesia, con solo verlo entenderás que se trata de un juego completamente satánico. En un próximo artículo hablaremos de este juego, pero por lo pronto puedo decirles que es un juego completamente adictivo y que influye sexualmente a quienes lo juegan, además de abrir puertas al satanismo, ocultismo, masonería y otras prácticas nada sanas.
Si el niño que amas y cuidas tiene tendencias frikis, lo primero que tienes que hacer es:
- Allanar y desalojar su lugar de aislamiento, es decir, estórbalo, quítale el celular, restríngele los videojuegos, métete en su mundo de Star Wars o Marvel o lo que sea, comparte con él sus mundos y ve sacándolo de allí poco a poco.
- Incúlcale una disciplina deportiva. No se trata aquí de hacer deporte, sino de obligarlo a ejercer una disciplina deportiva. Está comprobado que la disciplina deportiva aleja a los niños de las drogas, vicios y de relaciones sexuales precoces en un porcentaje aún más grande que la religión. Asegúrate de que entrene casi todos los días. El trabajo de los niños es estudiar y entrenar, y debe ser un deporte de equipo. Los deportes individuales y las artes no funcionan mucho en estos casos.
- Involúcralo en un grupo juvenil de tu iglesia, de acuerdo a su edad. Aunque este punto debe estar acompañado por los dos anteriores o no servirá, pues aún dentro de las congregaciones hay niños aislados que perfectamente pueden ser frikis.
- Ora por él. Cuando esté dormido, unge con aceite su cama, su computadora, su cabeza, desautoriza toda influencia de Satanás sobre su vida. Si no eres creyente, pídele a alguien que lo sea que haga esto por ti o te enseñe a hacerlo. Se trata de tus niños y esta es una batalla que debes librar.
- Habla con ellos, conoce sus aficiones, sus películas favoritas, comparte esto con él.
- Revisa minuciosamente qué ve en TV, qué juega en Play, qué lee, con quién habla. Esto no es invadir su privacidad, esto es estorbar lo malo en su vida, es protegerlo.
- Inventa planes divertidos y fuera de casa.
- Ve a la iglesia con ellos.
Dios te bendiga y te dé sabiduría.
DANIEL E OSPINA B.