La voluntad perfecta de Dios para la humanidad era que fuéramos administradores de la creación, y nuestras obligaciones originales eran las de gobernar sobre todas las criaturas, establecer una familia y dedicarnos por completo a cuidarla, formarla y educarla, a la vez que vigilábamos que las demás criaturas hicieran lo mismo y se multiplicarán. Con la desobediencia vino la caída y empezaron las dificultades para llevar a cabo esta asignación divina.
”Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así.
Génesis 1:27-30 RVR1960
Hay una canción popular antigua que decía en su coro, aparentemente «divertido» a mí me llaman el negrito del batey, porque el trabajo para mí es un enemigo, el trabajar yo de lo dejo solo al buey, porque el trabajo lo hizo Dios como castigo».
Aunque sin duda es una burla, lo que dice esta canción, si lo analizamos bíblicamente hay cierta verdad en ella. Es totalmente absurdo decir que Dios creó el trabajo como un castigo, esto es obvio, pero si podemos decir que el propósito original de Dios para nosotros como culmen de su preciosa creación, no era que nos fatigáramos trabajando para sostener a nuestras familias y a la creación. En el plan original de Dios jamás se diseñó, ni el modelo antiguo, ni actual de trabajo, jamás se fijaron horarios de trabajo, ni días fijos para trabajar.
Estos fueron fijados con los mandamientos dados por medio de Moisés al pueblo de Israel y se dio muchos años después de la caída.
”Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; más el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.“
Éxodo 20:8-11 RVR1960
Sé que quizás hasta estas líneas algunos de ustedes estarán escandalizados, o quizás preocupados por hacia dónde va este artículo. Adonde quiero llegar es a demostrarles por medio de la Palabra de Dios, que fuimos nosotros a través de Adán y Eva, a causa de su desobediencia quienes cambiamos los planes, o más bien pusimos dificultades a los planes de Dios hacia nosotros para sustentarnos y poder cumplir con la asignación Original de Él hacia nosotros.
EL PLAN ORIGINAL ERA QUE FUÉRAMOS REYES DE LA CREACIÓN.
”Entonces Dios dijo: «Hagamos a los seres humanos a nuestra imagen, para que sean como nosotros. Ellos reinarán sobre los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, todos los animales salvajes de la tierra y los animales pequeños que corren por el suelo».“
Génesis 1:26 NTV
Así de simple… Dios nos creó para que REINÁRAMOS sobre la creación, para que ejerciéramos Dominio sobre esta. Lo único que teníamos que hacer era administrar la creación pero desde una perspectiva AUTOSOSTENIBLE. La creación era perfecta, una completa cadena productiva que lo único que necesitaba era supervisión, no se necesitaba nada más, ni plantar, ni atar la tierra, ni siquiera cosechar, ni almacenar. Tampoco vigilar o cuidar, ya que toda la creación estaba en un perfecto equilibrio.
Las plantas se reproducían solas por medio de sus semillas que eran transportadas por el viento, cada planta y árbol producían los frutos necesarios para la alimentación de Adán y Eva. Y la hierba y las semillas eran la alimentación abundante de cada animal de la tierra, fuera salvaje o doméstico.
”Entonces Dios dijo: «¡Miren! Les he dado todas las plantas con semilla que hay sobre la tierra y todos los árboles frutales para que les sirvan de alimento. Y he dado toda planta verde como alimento para todos los animales salvajes, para las aves del cielo y para los animales pequeños que corren por el suelo, es decir, para todo lo que tiene vida»; y eso fue lo que sucedió.“
Génesis 1:29-30 NTV
Como podemos ver, NINGÚN ANIMAL era carnívoro, ni el León, ni el Lobo, ni los dinosaurios, ningún animal comía carne, toda la alimentación de ellos era por medio de plantas y semillas. Por esta razón fue «fácil» la tarea de Noé de tener diferentes especies en el arca y alimentarlas. Pero ese es otro tema que trataremos en otro artículo.
El hombre como vemos solo debía REINAR sobre la creación. Luego de su asignación Dios lo bendijo y le ordenó, con amor sin duda, que se multiplicara en más hombres y que diera frutos, es decir que formara una familia, que llenara la tierra de hombres como él (hijos) y que continuara con su asignación de REINAR sobre todo. Por ello la fábula inventada por algunos Seudo sabios, que el pecado de Adán y Eva fue sexual no encaja para nada aquí, ya que por medio del sexo en la pareja establecida era la única manera de poder cumplir la amorosa orden de Dios de multiplicarse.
Lamentablemente llego la caída por medio de la desobediencia y el plan original de Dios, aunque jamás cambió se dificultó.
Ahora la tierra había sufrido maldición, y la autosostenibilidad ya no era posible, ahora el hombre debía, arar, cultivar, regar y cosechar… y así nació lo que nosotros conocemos como trabajo y por ellos podemos decir que en cierta manera lo que dice en su Canción el negrito del batey, tiene cierta verdad.
ETIMOLOGÍA DE TRABAJO.
«Como señala Corominas (1991, t.5) trabajar deriva del latín vulgar Tripaliare cuyo sentido original era el de torturar. Esta etimología de trabajar aparece documentada en una glosa latina “trepalio vel puteal est locus in quo rei verberantur” conservada en el manuscrito de Metz (Carmona, 2009, p.186). Durante el periodo medieval, el verbo trabajar, a pesar de cohabitar con las formas labrar y operar, amplió su campo semántico a: “sufrir, padecer; aplicarse con desvelo y cuidado a la ejecución de alguna cosa, poner conato y fuerza para vencer alguna cosa”. A partir del siglo XVI la forma trabajar hizo caer en desuso a labrar y operar. Así lo refleja el diccionario de Covarrubias (1995, p. 929) que define trabajar como:
“verbo corrompido de otro antiguo, treuejar, que vale tanto como treuerlar, que es mover las cosas de una parte a otra, y ocuparse en concertarlas: todos los que no están ociosos decimos que trabajan o treuejan, haciendo cosas de provecho, y muy útiles para si, y para la Republica”.
El primer diccionario de Autoridades de la Real Academia de 1739, por su parte, ofrece nuevas entradas para el verbo trabajar:
“Ocuparse en qualquier ejercicio, trabajo, ù ministerio, que haga cesar, y faltar el ocio”.
“Solicitar, procurar, ò intentar alguna cofa con eficacia, actividad, y cuidado”.
“Poner conato, y fuerza para vencer alguna cosa”.
“Formar, disponer, ò ejecutar alguna cosa, arreglandose à méthodo, y orden”.
No pretendo con este artículo decir que no trabajemos, jamás, no es esa la intención de este artículo, ya que Dios mismo después de la caída fija reglas, Pautas y horarios para ejercerlo. Solo pretendo mostrar que el plan original de Dios para nosotros no era el de permanecer 6 días de la semana buscando nuestro sustento, el plan original era otro como pudieron ver en este artículo.
REYES Y SACERDOTES.
El propósito original de Dios después de la caída como les enseñe era que Fuéramos Reyes de la creación y este propósito se amplió a ser también SACERDOTES, ya que al haber perdido la Gloria y la comunión, con El era necesario restaurar esa comunión la cual solo podía lograrse por medio del sacerdocio de Jesús y trasmutado a nosotros.
Este tema lo estudiaremos en una próxima entrega.
Bendiciones mil.
Daniel E Ospina Barcenas.
