”Los hijos son un regalo del Señor; son una recompensa de su parte. Los hijos que le nacen a un hombre joven son como flechas en manos de un guerrero. ¡Qué feliz es el hombre que tiene su aljaba llena de ellos! No pasará vergüenza cuando enfrente a sus acusadores en las puertas de la ciudad.“
Salmos 127:3-5 NTV
Muchas veces hemos escuchado estos versículos y tantas más hemos escuchado a través de diferentes Pastores que nuestros hijos son flechas en nuestras manos y que nuestro deber responsable es LANZARLOS los más lejos posible.
Pero más adelante en el versículo este dice claramente que los guardemos cerca para ser felices y poder enfrentar más fácil a quienes nos acusan.
¿Cuál es pues el verdadero significado de estos versículos?, ¿hay acaso una contradicción al respecto?; al fin debemos lanzarlos a que vuelen lejos?, ¿o debemos dejarlos con nosotros?.
Empezamos por el principio, nuestros hijos son un REGALO que Dios nos ha dado.
La etimología de la palabra regalo no está clara, pero existen tres teorías:
•Una proviene del latín regalis, que indica algo propio del rey o de la realeza;
•Otra del francés compuesto por re-, que da un valor intensivo a la palabra, y –galo, indicando el pueblo francés, se refiere a un agasajo por galantería,
•Y la tercera del francés galer que significa ‘divertir’.
A esta altura estoy seguro de que esos tres atributos recibimos de parte de Dios en ese maravilloso regalo que son los hijos. El nuestro REY nos da un precioso presente digno de Él, algo que solo un Rey como Él puede conceder. Por medio de este regalo nos enamora, nos muestra galantería y nos permite participar de su naturaleza por medio de la PATERNIDAD. Además nuestros mejores momentos (diversión) son sin duda aquellos que desde la ternura de la infancia, hasta la vejez podemos compartir con nuestros hijos, después con nuestros nietos y si Jesús no ha regresado por su Iglesia, pues también con nuestros bisnietos.
Además de ser un regalo, el versículo también dice que son una RECOMPENSA.
1. f. Acción y efecto de recompensar.
Sin.: retribución, remuneración, gratificación, pago, premio, propina, compensación, indemnización, galardón, precio.
2. f. Aquello que sirve para recompensar.
Sin.: retribución, remuneración, gratificación, pago, premio, propina, compensación, indemnización, galardón, precio
De esta manera vemos que Dios en su infinito amor y misericordia nos retribuye la acción de amar a nuestra pareja por medio de una RECOMPENSA la cual son los hijos.
Por esta razón el aborto no es una opción, ya que con todo lo que esto implica (tratado en un artículo nuestro. * violación e incesto justifican el aborto?) estaríamos además RECHAZANDO un regalo y una recompensa que Dios nos dio.
Adentrándonos en esta reflexión vamos encontrando el sentido de estos preciosos versículos.
1.Nuestros hijos son dados por Dios.
2.Son como Flechas en manos de un guerrero.
Al ser flechas y en manos de un guerrero por supuesto que deben ser lanzados; pero ¿Qué significa ser lanzados?. Acaso debemos apartarlos de nosotros lo más lejos posible o se refiere más bien a que debemos impulsarlos a ser mucho mejor que nosotros y a llegar más lejos?. Creo que este es el verdadero sentido de este versículo. Nuestra obligación como padres es PROMOVER, enviar, lograr que nuestros hijos sean una versión superior a lo que somos nosotros, debemos procurar que sean más santos, más puros, más prósperos,
Más ricos que nosotros.
3.Debemos llenar nuestra aljama con ellos.
aljaba, aljava; aliaba, aliaua; alxaba, alxava; algaba. (Del ár. `el carcaj’.)
f. Caja para flechas, ancha y abierta por arriba, estrecha por abajo y pendiente de una cuerda o correa con que se colgaba del hombro izquierdo a la cadera derecha.
El versículo dice FELIZ el hombre que llene su aljaba de ellos. No creo que se refiera a que entre mayor cantidad de hijos tenga no seremos más felices, aunque no podemos negar que tener más de un hijo es una bendición y una alegría. El versículo no se refiere a cantidad sino a lo que debemos hacer con ellos aparte de lanzarlos.
Debemos guardarlos cerca a nuestro corazón. Que siempre los tengamos a mano. No se trata solo de proveerles y promocionarlos, sino también de PROTEGERLOS aun cuando sean adultos.
La aljaba va atada desde el hombro izquierdo (cerca al corazón) hasta la cadera derecha, figurando que nuestros hijos siempre irán sobre nuestros hombros a nuestra espalda a caballito como cuando eran niños.
Esto se refiere sin duda que debemos siempre CARGARLOS en nuestra espalda en oración, en consejos, en estorbo, en cuidados, en afecto, en palabras de afirmación, en un simple «siempre estaré acá para ti». De esta manera estaremos edificando familias sólidas y fuertes y cuando estemos viejos y los años nos quieran acusar, tendremos a nuestros regalos y recompensas cerca de nosotros para que todos sepan que no somos personas llenas de años, abandonados a su suerte sino patriarcas y matriarcas rodeados, cercados y amados por el fruto de su amor.
Daniel E Ospina B.