Reseña cinematográfica por Enrique Sierra
Él es adoptado, circunstancia particular que nunca ha sido problema para su desarrollo dentro de una familia que lo ama, pero al alcanzar la mayoría de edad, es momento de conocer a sus padres biológicos.
Una buena decisión que nunca será fácil, como dar en adopción, hace posible un gran regalo a una familia con amor contenido, ansiosa de ser entregado a un pequeño ser humano con derecho a vivir. Cualquier historia similar tiene dos lados: el lado que acoge al bebé y el lado que lo entrega, ambos con razones y emociones propias dentro del curso de los hechos para comprender una situación tal.
La película presenta al joven adoptado en su entorno familiar, junto al que ha crecido pleno de amor, para desde allí y con su apoyo, iniciar el recorrido de encuentro con su madre y padre biológicos, mientras al mismo tiempo reconocemos los antecedentes de contexto de todos los personajes previos a la adopción, así como su presente en las familias que han construido.
Es una historia oportuna para la reflexión sobre la vida y la importancia de preservarla, aún en momentos de confusión frente a situaciones complejas, que tiene origen en una historia real documentada audiovisualmente por el mejor amigo de su protagonista.