Mi Hogar… Mi Reino
Era un viernes agitado de oficina, de esos que parecen lunes, tenia que gestionar mi bandeja de correo rápidamente porque asistiría en representación de la empresa para la que trabajo a acompañar a las protagonistas de los premios “Mujeres Épicas”, mi tía quien me ayudaba en las labores de la casa llegó a mi oficina su rostro reflejaba total y profunda tristeza mientras me comunicaba su renuncia inmediata, la razón: el medico le acababa de dar instrucciones precisas de regresar a su ciudad natal por problemas respiratorios!.
Sentí que mi mundo se cayó, mi tía, mi apoyo, mi amiga y mi mano derecha se iba! como podría continuar con mi trabajo de ejecutiva en una compañía del sector energético sin ayuda en casa? A que hora iba a escribir columnas, dictar conferencias y grabar programas si debía encargarme de la casa?, quien cuidaría a mis pequeños hijos?, es más, quien los cuidaría ese mismo día mientras yo asistía a la premiación?, quería llorar pero no podía permitir que el maquillaje se corriera, ya no había tiempo y tenia que llegar en los siguientes minutos al evento.
He trabajado por mas de 15 años en la industria energética, he vivido muchas situaciones difíciles, incertidumbre, riesgos, quiebras de compañías, proyectos complejos pero nunca estuve tan preocupada por mi trabajo como estuve ese día! Asistí a la premiación y mientras compartía con las galardonadas me preguntaba como iba a hacer para que todo funcionara y mis sueños no se impactaran. Una mujer Épica me dio un par de consejos y sentí que si ella estaba recibiendo ese premio por su destacado trabajo de ingeniería y al tiempo mantenía su familia, su hogar y las labores domesticas a flote, yo también podía intentarlo! Dios empezaba a hablar!
Regresando del evento tuve que llamar a mi esposo y pedirle que se encargara de nuestros pequeños, necesitaba aire y conversar con alguien que pudiese ponerse mis zapatos, llegué a casa de mi abuela, una mujer sabia y con una relación profunda con Dios quien me esperaba con un abrazo y unas deliciosas lentejas, esas que pondrían a Esaú de nuevo en aprietos, me abrazó, oramos y me dijo: “Dios tiene un plan, es difícil pero todas hemos logrado salir adelante”, regresé a casa a hacerme cargo de mi nueva realidad, me encontré a mi esposo en la cocina, programando nuestra nueva cafetera mientras me decía: “no te preocupes, los dos podemos y por lo menos el café estará listo al levantarnos”.
Esa noche oré y descansé, me levanté muy temprano el sábado y pasé todo el día limpiando, acomodando cada espacio a mi manera para que facilitara mi nuevo rol de “Ama de Casa”. Por muchos años no me identifiqué con ese rol, cuando hablaba de mis roles, no se me pasaba por la cabeza ser ama de casa y mientras intentaba conciliar el sueño y pensaba cuantos oficios me faltaban para completar la maratónica tarea, le pedí a Dios que me hablara y me guiara en esta situación, El había puesto un propósito en mi vida, me estaba respaldando en todo, seguro había algo detrás de todo esto.
Leyendo mi biblia, el Espíritu Santo resaltó unos versículos que había leído muchas veces durante mi vida cristiana pero nunca había entendido como aquella noche, 1 de reyes capítulo 10 nos habla sobre la visita de la reina de Saba a Salomón, ella se enteró de su fama y decidió ir a visitarlo para ponerlo a prueba con preguntas difíciles.
La biblia es explicita en decir que “la fama de Salomón honraba el nombre del Señor”, este fue mi primer insigth como le llamaríamos en el mundo corporativo a esta revelación, Yo le dije a Dios: “Mi fama te honra, siempre hablo abiertamente de lo que has hecho en mi vida, por favor no dejes que me aparte nunca de ti”. Si te siguen 1, 2 ó 3 personas o tu fama te da una audiencia de miles o millones de personas, la coherencia con la que vives es la que honra el nombre del Señor y así me lo explicó el Espíritu Santo aquella noche en los siguientes versículos.
La biblia dice que la reina de Saba quedó atónita al ver lo sabio que era Salomón y el palacio que había construido, para comprobar la sabiduría de Salomón tuvo que ir a visitarlo y sumergirse en la cotidianidad del reino. En los micrófonos, las cámaras y las tarimas, muchos parecemos sabios, pero en la realidad diaria de nuestros hogares es donde se pone a prueba la sabiduría, en el mundo de las redes sociales es muy fácil parecer, pero Dios quiere que “Seamos” y allí empieza la coherencia que afirma reinos o la incoherencia que desata la rebeldía y destruye imperios.
El palacio que había construido! En este punto me puse una buena nota en el autoexamen, dije en mi corazón: ”He sido agradecida con todo lo que me has dado y he dado lo mejor que tengo para que mi casa luzca como un lugar en el que habita tu presencia, recuerdas cuando yo misma lijé las paredes y las pinté porque no nos alcanzaba el dinero? O aquellas oraciones pidiéndote que embellecieras mi hogar con tu presencia porque no teníamos recursos para remodelarlo?” Me imagino a Dios sonriendo y diciéndome, muy bien, pasemos a los siguientes versículos pero no recuerdo verte ordenando la casa, es más, recuerdo verte enojada cuando has tenido que hacerte cargo de la limpieza por un par de días!
En el siguiente versículo llegó la gran lección! No era solo la sabiduría y las riquezas, la reina de Saba estaba asombrada por la comida que se servía en la mesa del Rey! Por la forma en la que estaban organizados sus funcionarios y la ropa espléndida que usaban, por los coperos y por las ofrendas quemadas que ofrecía Salomón.
Wow, la comida que se servía en mi casa era deliciosa pero a decir verdad era un menú para cada uno conforme a sus gustos y el amorcito de mamá no se reflejaba en ningún plato, ni mis lentejas ni mis panqueques pondrían en aprietos a Esaú! Prometí que la comida que se sirviese en mi mesa iba a ser comida preparada con amor, así que me especialicé en desayunos y loncheras, quiero que mis hijos y mi esposo deseen regresar a casa en los días difíciles y encuentren mi amor en su plato de comida favorito.
La forma en la que estaban organizados sus funcionarios y la espléndida ropa que usaban! Tengo hijos pequeños y es una locura alistarles ropa, uniformes y ni hablar de los disfraces para el colegio, pues aquí vamos, poniendo cada día en orden a los funcionarios de este hogar, enseñándoles a ordenar su cuarto y a cuidar lo que Dios nos ha dado, lavo su ropita, hago sus disfraces, saco mi costurero una vez por semana para remendar y guardo su pequeña ropita en el cajón mientras le pido a Dios que me permita disfrutarlos hasta viejita.
Las ofrendas quemadas que ofrecía Salomón, mi ofrenda es el cumplimiento de mi propósito, escribir estas letras, hacer conferencias, animar a las personas y ser luz para el mundo es eso que arde en mi corazón y Dios me recordó que eso no cambiaría con mi nuevo rol de ama de casa, ese día entendí que Dios quería que mi hogar hable de lo que El ha hecho en mi vida, que mi casa es mi palacio y que si me visitara mi publico y vivieran conmigo un par de días, lo que haría la diferencia es lo que pasa de puertas hacia adentro no lo que digo de puertas para afuera.
Como está tu reino? Si la reina de Saba viniera a ponerte a prueba quedaría atónita? asombrada? tu fama honraría el nombre del Señor? tu casa seria un reflejo de lo que Jesús ha hecho en tu vida? La buena noticia es que tenemos al Espíritu Santo! El estuvo ayudándome en todo, El habló a mi corazón y estoy segura va a ayudarte a brillar con plenitud en todos tus roles, comenzando de puertas para adentro!
Andrea Aldana
