- Por Daniel E Ospina
Cristianos que defienden las causas progresistas, creyentes que profesan el comunismo. Iglesias que siguen y eligen a líderes de izquierda sin importarles que instituciones como la familia y el matrimonio se pongan en riesgo.
Asociaciones cristianas apoyando a dictadores antisemitas.
Este es el panorama de hoy en muchas partes del mundo.
¿Desconocimiento de las Escrituras?, ¿falta de espiritualidad?, ¿moda?
¿Se puede ser creyente y, a la vez, ser de izquierda y seguir la corriente progresista que inunda los medios de comunicación y las redes?
Pablo parece discernir lo que vendría y cómo esta «ideología» se escabulliría entre los creyentes; y fue claro al enseñárselo a la Iglesia a través de sus cartas a Timoteo. Intentaremos, a la luz de este pasaje, analizar la enseñanza de Pablo y cada uno de ustedes verificará si su Iglesia, pastores o ustedes mismos hacen parte de la contemporánea Iglesia Progresista.
«Timoteo, es bueno que sepas que, en los últimos días, habrá tiempos muy difíciles. Pues la gente solo tendrá amor por sí misma y por su dinero. Serán fanfarrones y orgullosos, se burlarán de Dios, serán desobedientes a sus padres y malagradecidos. No considerarán nada sagrado. No amarán ni perdonarán; calumniarán a otros y no tendrán control propio. Serán crueles y odiarán lo que es bueno. Traicionarán a sus amigos, serán imprudentes, se llenarán de soberbia y amarán el placer en lugar de amar a Dios. Actuarán como religiosos, pero rechazarán el único poder capaz de hacerlos obedientes a Dios. ¡Aléjate de esa clase de individuos! Pues son de los que se las ingenian para meterse en las casas de otros y ganarse la confianza de mujeres vulnerables que cargan con la culpa del pecado y están dominadas por todo tipo de deseos. (Dichas mujeres siempre van detrás de nuevas enseñanzas, pero jamás logran entender la verdad). Estos «maestros» se oponen a la verdad, tal como Janes y Jambres se opusieron a Moisés. Tienen la mente depravada y una fe falsa; pero no se saldrán con la suya por mucho tiempo. Algún día, todos se darán cuenta de lo tontos que son, tal como pasó con Janes y Jambres.”
2 Timoteo 3:1-9 NTV
https://bible.com/bible/127/2ti.3.1-9.NTV
- Serán egoístas, tendrán amor por sí mismos y por el dinero, no por los demás. El primer síntoma de que algo no anda bien en nosotros es el egoísmo. La preeminencia del amor por sí mismo por encima del amor al prójimo y, peor aún, a la propia familia. No estamos diciendo que no debemos amarnos; estamos diciendo que el amor verdadero tiene el carácter descrito en 1 Corintios 13, un pasaje que todos conocemos. Es un amor que también se preocupa por el bienestar de los demás; es un amor que podríamos considerar socialista en el sentido de que el verdadero socialismo está contenido en el amor ágape descrito en la preciosa palabra de Dios. Un amor que se da sin esperar nada a cambio, como el amor de Cristo. En nuestras iglesias, en tiempos electorales, se evidencia la falta de este amor, ya que cada miembro de la congregación termina eligiendo al candidato que más le conviene de manera particular para él o para su familia. Jamás piensa en elegir a alguien por sus valores, ejemplo de vida o creencias; sencillamente elige al que más puede beneficiarlos sin importarles nada más. No habrá quien, leyendo este artículo, piense y aún diga que este versículo se refiere más bien a los que muchos llaman «mercaderes de la fe»; pues bien, también podríamos decir que puede aplicarse en este sentido, aunque para el caso que estamos estudiando no tiene sentido siquiera pensarlo, ya que se supone que los progresistas creen en la igualdad entre todos y no aman el dinero en absoluto.
- Serán fanfarrones y orgullosos. Aquí está claro que el segundo síntoma será lo contrario a ser humilde. Nada que ver con el carácter de Cristo. Un creyente no puede ser fanfarrón y orgulloso, o eso demostrará que está lejos de Jesús y embebido en sí mismo. Los creyentes no fuimos llamados a ser o a sentirnos superiores a los demás; por el contrario, fuimos llamados a servir, a ser siervos de nuestro prójimo. Está muy bien que muchos pastores enseñen desde los púlpitos que, como hijos de Dios, tenemos «privilegios» y somos bendecidos. Pero si sus mensajes se centran solo en esto, dejando de lado otras aplicaciones del evangelio, seguramente estaremos ante una iglesia humanista y quizás al borde de ser permeada por el progresismo. Otra manera de fanfarronear es creerse más santos que los demás o dueños absolutos de la «sana doctrina» y acusar de herejes a quienes no se acojan a su teología. Este tipo de iglesias y creyentes muchas veces terminan siguiendo a líderes que de boca dicen aceptar y creer lo mismo, pero la realidad es que están lejos de ello.
- Se burlarán de Dios. ¿Pueden existir creyentes que se burlen de Dios? Pues sí, no es una burla de frente, pero sí se relaciona con pecar deliberadamente, a conciencia, es decir, oculto a los hombres, pero visible a Dios. Burlarse de Dios es relativo a creer que Él no nos ve en todo momento. Así fue el pecado de los israelitas que fornicaron con mujeres moabitas y adoraron a Baal-Peor; este es un demonio relacionado con la burla. Así que pecar continua y deliberadamente mientras se aparenta santidad es burlarse de Dios. Sucede igual cuando, como creyente, apoyas a líderes que llevan vidas licenciosas e inmorales; inevitablemente estás participando en la burla a Dios.
- Serán desobedientes a sus padres y serán malagradecidos. Creo que es importante aclarar nuevamente que Pablo está hablando de creyentes. Un hijo que no se congrega es un hijo desobediente. Un hijo que no honra la autoridad de sus padres estando lejos es desobediente. La obediencia aquí tiene que ver más con seguir el ejemplo o el camino trazado por los padres creyentes, estén o no presentes.
- No considerarán nada sagrado. Son iglesias o creyentes que han perdido el celo por la santidad, que ofrecen fuego extraño en sus alabanzas y permiten que el altar de Dios sea utilizado para eventos profanos o carnales. Muchas veces, esto ocurre buscando calidad por encima de santidad, profesionalismo por encima de fe. No podemos, sin embargo, dejar de reconocer que hay momentos en toda iglesia en los que se necesitan realizar eventos evangelísticos, y sería justificable (no santo, pero se trata de impactar a alguien no santo) utilizar recursos del mundo para «atraer» nuevos creyentes, sobre todo jóvenes. Sin embargo, la línea entre esto, la mundanalidad y las emociones es muy fina, y hay que tener cuidado con ello. Lo más sano sería escuchar la voz del Espíritu Santo y no hacerlo frecuentemente.
- No amarán ni perdonarán, calumniarán a otros y no tendrán control propio. Esta porción me parece demasiado real y explícita. Las redes están llenas de este tipo de creyentes, muchos de los cuales se hacen llamar apologistas o defensores de la fe. Ya he tratado este tema varias veces, pero estoy seguro de que la repetición trae revelación. Hay canales de YouTube y otras redes especializadas en calumniar a ministros y ministerios; lo hacen sin compasión, sin miramientos, y lo peor, muchas veces sin conocimiento de causa. Este punto, sin quererlo, quizás nos devuelve al punto 1, y por ello lanzo esta pregunta: ¿quién ama más el dinero?, ¿quién lo administra, siembra, multiplica y utiliza para extender el reino de los cielos?, ¿o aquel que critica y juzga a quien lo hace simplemente porque decidió guardarlo en sus bolsillos como el de la parábola de los talentos? El odio por los «ricos» es una evidente prueba de que alguien es progresista. Jesús no los odiaba, porque Él no veía la riqueza como un fin, sino como un vehículo para extender el Reino. Es más, Jesús era rico, aunque muchos se escandalicen; y lo demostraré con la Escritura: «Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.» (Mateo 2:10-11 RVR1960) https://bible.com/bible/149/mat.2.10-11.RVR1960. Aquí cabe una pregunta: si los sabios le dieron tesoros a Jesús, ¿qué pasó con ellos? ¿No podríamos pensar que estos tesoros fueron utilizados por Jesús para su labor evangelística? ¿O es que es barato ir de ciudad en ciudad, alimentar a 12 hombres durante 3 años y algo, algunos quizás con sus familias incluidas, luego a 72 discípulos y quizás más con sus familias? ¿Y qué del hospedaje? ¿No tenía Jesús un tesorero acaso? Además, ¿qué mujeres piadosas y de la sociedad le seguían y aportaban a su obra? Entonces, ¿era Jesús como muchos lo pintan? No solo entregó su vida, sino también sus posesiones para alcanzar a los perdidos, al punto de que, como dice la palabra (y no es una contradicción), no tenía un lugar fijo donde vivir. Así que, si haces parte de ese grupo de creyentes que «crítica y juzga a los que creemos que Dios provee abundantemente para extender el Reino de los cielos», detente un momento y reflexiona sobre la frase que te di líneas atrás. El dinero no es un fin, sino un vehículo para extender el Reino de los cielos. ¿Quieres manejar ese vehículo? Aprende a dar sin reservas; es la primera lección para tener una vida abundante.
- Serán crueles y odiarán lo que es bueno. Creyentes apoyando a líderes abortistas, LGTB+, simpatizando con Hamas y otros grupos terroristas; y lo peor, odiando a Israel… Si hay algo de esto en ti, te aseguro que eres, de manera nítida, un progresista, no un creyente. Decir que existe una iglesia o creyentes progresistas, comunistas o socialistas es un completo despropósito.
- Traicionarán a sus amigos, serán imprudentes, se llenarán de soberbia y amarán el placer en lugar de amar a Dios. Estos son los divisionistas, los que, motivados por quién sabe qué (ellos sí lo saben), deciden separarse de sus iglesias o ministerios y crear nuevos, sin haber sido enviados por sus pastores principales o concilios. Aunque el propósito es bueno, no lo es la manera, y generalmente estas iglesias también terminan divididas y/o azotadas por problemas morales o éticos.
- Actuarán como religiosos, pero rechazarán el único poder capaz de hacerlos obedientes a Dios. En este punto, es fácil deducir que Pablo está hablando de creyentes que ignoran al Espíritu Santo. Quizás serán grandes estudiosos y teólogos, pero su conocimiento los hará sordos ante la voz del precioso Espíritu de Dios. No hay otra manera de ser santificados que, a través de la sangre de Cristo, revelada en nosotros por el Espíritu Santo. No hay otro ayudador que Él; no hay otra manera de obedecer lo que Dios nos manda en su Palabra que teniendo intimidad y comunión con su Espíritu.
- Serán egoístas, tendrán amor por sí mismos y por el dinero, no por los demás. El primer síntoma de que algo no anda bien en nosotros es el egoísmo. La preeminencia del amor por sí mismo por encima del amor al prójimo y, peor aún, a la propia familia. No estamos diciendo que no debemos amarnos; estamos diciendo que el amor verdadero tiene el carácter descrito en 1 Corintios 13, un pasaje que todos conocemos. Es un amor que también se preocupa por el bienestar de los demás; es un amor que podríamos considerar socialista en el sentido de que el verdadero socialismo está contenido en el amor ágape descrito en la preciosa palabra de Dios. Un amor que se da sin esperar nada a cambio, como el amor de Cristo. En nuestras iglesias, en tiempos electorales, se evidencia la falta de este amor, ya que cada miembro de la congregación termina eligiendo al candidato que más le conviene de manera particular para él o para su familia. Jamás piensa en elegir a alguien por sus valores, ejemplo de vida o creencias; sencillamente elige al que más puede beneficiarlos sin importarles nada más. No habrá quien, leyendo este artículo, piense y aún diga que este versículo se refiere más bien a los que muchos llaman «mercaderes de la fe»; pues bien, también podríamos decir que puede aplicarse en este sentido, aunque para el caso que estamos estudiando no tiene sentido siquiera pensarlo, ya que se supone que los progresistas creen en la igualdad entre todos y no aman el dinero en absoluto.
Para concluir, si varios de estos puntos son comunes para ti y para tu congregación, créeme que estás en problemas y debes arrepentirte, salir de allí, huir y buscar una iglesia que sea todo lo contrario. El resto de los versículos de Pablo a Timoteo lo dice claro: ¡aléjate! ¡Huye, vete de allí, pues estás en un lugar de fe falsa!
Pido a Dios que abra tus ojos en este momento.
Bendiciones.