Los días en los que enfrentamos desafíos más allá de nuestras fuerzas son también días en los que solemos cuestionarios acerca de la vida.
Cuando enfrentamos la muerte de un ser querido, en medio de un diagnóstico difícil, cuando vivimos una injusticia, cuando algo nos sale muy mal, en fin …
Hay tanto acerca de lo que llegamos a pensar y a dudar en medio de las tribulaciones que, por eso, considero que es importante saber «de qué estamos hechos», porque es esa materia prima que nos conforma la que, irremediablemente, sale a flote en los momentos límite, para levantarnos o para hundirnos.
Cuando nos echamos un clavado a nuestra naturaleza, cuando de verdad, sin caretas, nos detenemos a observarnos, a escuchar nuestros pensamientos, a ver la intención con la que hacemos cada cosa, identificar esos sentimientos contra los que luchamos o las fortalezas que aún no hemos desarrollado, es cuando nos damos cuenta de que ¡sí, necesitamos un salvador!
QUIERO INVITARTE A CUESTIONARTE AHORA MISMO
- ¿Qué hay en tu corazón hoy?
- ¿Qué le duele ahora mismo a tu corazón?
- ¿Tienes fortaleza interna para enfrentar esto que estás viviendo?
- ¿Tienes esperanza?
- ¿Hay temas que aún te generan amargura?
- ¿Tienes paz?
- ¿Te sientes triste?
- ¿Esa tristeza que sientes es por una situación real o por un miedo?
- ¿Estás siendo misericordioso? Es decir, ¿estás viendo a los demás como te gustaría que Dios te vea a ti?
- ¿Estás creyendo lo que Dios dice?
- ¿Estas agradecido/a por lo que eres y tienes?
- ¿Cuáles son tus inseguridades más recurrentes?
- ¿Juzgas fácilmente cualquier situación o persona?
- Que te anima a seguir hoy, ¿Cuáles son los motivos más fuertes que tienes para estar de pie?
- ¿Estás siendo egoísta en medio de esa situación que vives? ¿Solo estás pensando en ti?
La palabra dice en Salmo 19:12 “Líbrame de los pecados que me son ocultos” Así que Dios mismo sabía que debemos sacar a la luz lo que tenemos guardado en nuestro corazón, darles voz a nuestros pensamientos, cuestionándonos a nosotros mismos.
Y es que, a pesar de que el mundo nos diga de muchas maneras que sigamos nuestro corazón, Dios nos recuerda en Jeremías 17: 9 – 10 lo que realmente es el corazón:
» El corazón humano es lo más engañoso que hay, y extremadamente perverso. ¿Quién realmente sabe qué tan malo es? Pero yo, el Señor, investigo todos los corazones y examino las intenciones secretas. A todos les doy la debida recompensa, según lo merecen sus acciones».
Hoy es un buen día para escuchar esta advertencia,” Sobre todas las cosas guardadas, guarda (cuida, procura) tu corazón» Proverbio 4:23
Dios es el único que puede pesar los corazones y conocer lo qué hay en lo oculto de cada uno, ya que, a nosotros normalmente nos parece que todo lo que hacemos o pensamos es correcto.
Amigos, el corazón juzga muy duro, se engaña a sí mismo demasiado fácil, se convence a sí mismo de lo que quiere hacer y termina enmudeciendo la voz de Dios.
» La gente arruina su vida por su propia necedad y después se enoja con el señor. Proverbios 19:3
¿CÓMO CUIDO MI CORAZÓN?
- Chequea primero dónde está tu corazón
La biblia dice que donde está tu tesoro, ahí está tu corazón, es decir, ahí donde inviertes tu mejor tiempo, dinero y esfuerzo ahí está tu corazón. Mateo 6:21
El lugar o la persona a quien le das lo mejor de ti revela los ídolos que hay en tu corazón.
- Reconoce el señorío de Dios sobre tu vida:
Sobre todo, lo que estás viviendo, Él es Dios.
Él es el principio y el fin, el alfa y el omega, el dueño y señor de todo lo que tenemos aquí en la tierra.
Así que, si el señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican; si el señor no guarda la ciudad, en vano vela la guardia. Salmo 127:1
- Escucha tú corazón (no los sigas)
Toma tiempo para saber qué hay ahí adentro verdaderamente, y exponlo ante Dios: lo bonito y lo feo de tu humanidad.
Saca a la luz lo que el enemigo quiere que mantengas oculto para finalmente destruirte. Revela ante Dios todos tus miedos e inseguridades, y Dios promete que hará algo hermoso con ellos.
Él nos perdonará, nos sanará y vendará nuestras heridas.
- Llena tu corazón de las enseñanzas de Dios
El Proverbio 3:13 dice claramente:
» Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos; Porque largura de días y años de vida Y paz te aumentarán. Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Átalas a tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón; Y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres. Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal; Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos.”
Cuestiona tu corazón.
– Carolina Carvajal