La Biblia, y en general la historia de la humanidad, ha sido una lucha territorial.
Desde el principio vemos cómo para Dios, tomar la tierra o conquistar un territorio es sinónimo de bendición y de victoria. Cada vez que Dios quería bendecir a un pueblo, ampliaba (ensanchaba) su territorio, y cada vez que quería mostrar su disgusto con una nación, los reducía en territorio.
Siempre he pensado que, si quieres saber qué tanto confía Dios en ti, solo voltees a ver las cosas que te ha confiado.
¿Es mucho? ¿Es poco?
Los grandes reinos en la antigüedad eran los encargados de conquistar los territorios.
Leamos juntos Josué 1
Después de la muerte de Moisés, siervo del Señor, el Señor habló a Josué, hijo de Nun y ayudante de Moisés. Le dijo: «Mi siervo Moisés ha muerto. Por lo tanto, ha llegado el momento de que guíes a este pueblo, a los israelitas, a cruzar el río Jordán y a entrar en la tierra que les doy. Te prometo a ti lo mismo que le prometí a Moisés: “Dondequiera que pongan los pies los israelitas, estarán pisando la tierra que les he dado: desde el desierto del Neguev, al sur, hasta las montañas del Líbano, al norte; desde el río Éufrates, al oriente, hasta el mar Mediterráneo, al occidente, incluida toda la tierra de los hititas”. Nadie podrá hacerte frente mientras vivas. Pues yo estaré contigo como estuve con Moisés. No te fallaré ni te abandonaré.
» ¡Sé fuerte y valiente!, porque tú serás quien guíe a este pueblo para que tome posesión de toda la tierra que juré a sus antepasados que les daría. Sé fuerte y muy valiente. Ten cuidado de obedecer todas las instrucciones que Moisés te dio. No te desvíes de ellas ni a la derecha ni a la izquierda. Entonces te irá bien en todo lo que hagas. Estudia constantemente este libro de instrucción. Medita en él de día y de noche para asegurarte de obedecer todo lo que allí está escrito. Solamente entonces prosperarás y te irá bien en todo lo que hagas. Mi mandato es: “¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas”».
En esta lectura podemos ver claramente la naturaleza de Dios: nuestro Dios es un Dios de conquista. Él nos comisiona para que seamos nosotros quienes conquistemos, con su poder, su autoridad y de su mano, el territorio que nos ha dado.
Algo que creo que es importante resaltar es que Dios nos marca claramente los límites de los «territorios » que debemos conquistar. Nunca será algo como » La paz de todo el mundo” o «el hambre mundial”, si no que nos da una tierra en especial. Siempre es fácil ponernos metas imposibles que no vamos a cumplir, pero Dios quiere darnos metas específicas para verdaderamente conquistarlas.
Hoy, Dios sigue siendo un Dios de territorios y conquistas y quiere que nosotros lo seamos también. Jesucristo predicó acerca de arrepentirnos porque el reino de Dios estaba cerca, y los reinos CONQUISTAN.
Jesús nunca vino a traer una religión, la Biblia no habla de algo así. Claro que las religiones son sistemas creados por el hombre para organizarnos en medio de la fe, son organizaciones necesarias porque nos ayudan a llevar una metodología de fe, pero la idea de Dios siempre fue traer el reino a la tierra, no una religión. Es por eso que nos enseñó a orar diciendo: “venga a nosotros tu reino … hágase tu voluntad en la tierra, así como se hace en el cielo” (Mateo 6:10).
Estimados lectores vean como cada parábola que Jesús habló a la gente mostraba situaciones de la vida común comparadas con el reino de Dios o el reino de los cielos:
El reino de Dios o de los cielos se parece a …
- A un tesoro: En Mateo 13:44-46, Jesús dice que el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo. Un hombre encuentra el tesoro, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, vende todo lo que tiene para comprar el campo.
- A Una red: que recoge toda clase de peces, es decir donde todos cabemos, sin importar nuestra forma, lugar de origen etc.
- A un grano de mostaza: que, aunque es la más pequeña de las semillas, crece hasta ser más alto que las hortalizas
- A una levadura: que una mujer mezcla con tres medidas de agua y leuda toda la masa
- A un comerciante: que busca perlas de primera calidad y encuentra una por la que cambia todas las demás. A un hombre que siembra: que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano.
JESÚS VINO A ESTABLECER EL REINO DE DIOS EN NUESTRAS VIDAS COTIDIANAS.
Sé que hay mucho que aprender sobre el reino de Dios, pero hoy vamos a entender el concepto de reino.
¿Qué es un reino?
Es un territorio o Estado con sus habitantes sujetos a un rey.
Entonces El reino de Dios se refiere al gobierno de Dios sobre el cielo y la tierra aquí y ahora.
(Ojo, no se refería a lo que veremos cuando nos muramos; eso se llama La vida eterna.)
El reino es la forma como Dios quiere que veamos nuestra tierra. Es un lugar donde Dios es el gobernante y juez, su sede principal es el cielo, y como en los reinados terrenales, colonizan otras tierras que, a su vez, adquieren la identidad del reino que las gobierna.
Amigos, ustedes y yo hemos sido llamados a ser una colonia del Reino de Dios en la tierra, ahí, en el lugar específico donde Dios nos puso.
La misión de cada persona es establecer la de paz, justicia, rectitud, y prosperidad de Dios en ese pedazo de territorio que nos fue dado, y lo hacemos a través de la oración diaria y las obras.
Dios nos dio un territorio aquí en la tierra, a veces lo hemos llamado «propósito «. Y es nuestro deber preguntarle a Dios cuál es ese territorio sobre el cual él nos dice las palabras que le dijo a Josué en el cap. 1.
Nuestra familia, por supuesto es uno de ellos, tú y yo tenemos autoridad espiritual sobre nuestras familias para traer Justicia, paz y gozo y no cansarnos hasta que eso sea un hecho, tu familia en oración.
Nuestro país o el país donde Dios nos puso es un territorio asignado, y el mandato es orar por ese lugar y sus gobernantes.
Pero hay otros territorios específicos que Dios quiere darnos, una carga especial por una causa que Dios ha puesto en cada uno para establecer su reino ahí.
Él quiere usar nuestra vida para llevar la justicia, La Paz y el gozo a todos los lugares de la tierra.
Ojo, Lo va a hacer con nuestra ayuda o sin ella, pero personalmente yo quiero ser parte de eso.
Haz que tu vida cuente y cuente para mucho.
Amo mi vida común, encargarme de mi casa, mis hijos, mis problemas y mis alegrías; pero la vida no se queda ahí. Normalmente, cuando tenemos la mira solo en nuestra vida empezamos a verla con lupa. Los dolores se agudizan, los conflictos toman dimensiones que no tienen, y nos inmiscuimos tanto que, a veces estorbamos la obra de Dios.
Hoy invito a cada una de las personas que está leyendo este articulo a orar en la semana y preguntarle a Dios: Señor, ¿cuál es ese territorio sobre el cual me quieres dar influencia? ¿Qué situación de mi mundo puedo ayudar a cambiar? ¿Qué debo cuidar y proteger? Empieza a pensar en lo que más te duele de la sociedad, eso que más te preocupa de la vida y te gustaría mejorar.
Tal vez Dios ha puesto una carga especial en ti, por los niños que te rodean, por las leyes de tu país, los animales, la educación, el maltrato a los empleados en las oficinas, etc. Yo no lo sé, pero Dios sí y te lo quiere revelar.
Ahí afuera, el enemigo quiere conquistar lo que es nuestro por derecho. No me malentiendan, no somos Dios, pero como hijos del Rey, tenemos una responsabilidad en el Reino para conquistar esos territorios en los que vemos claramente que el mal sí ha avanzado porque quiere conquistar.
– Carolina Carvajal