EL GRAVE ERROR DEL EVANGELIO DE LA PROSPERIDAD. 2da PARTE. 

 

 

 

En la interpretación desarrollada por Calvino, un hombre salvado por Dios podía darse cuenta de su salvación y separarse de la masa de los condenados, si Dios le ha bendecido con los bienes de esta vida. La prosperidad material era vista como una prueba de que Dios había elegido a una persona. Por lo tanto, el hombre calvinista buscaba la prosperidad material como prueba de su salvación y como justificación de su propia existencia. Mientras que el catolicismo predicaba que un pobre tiene más probabilidad de entrar en el reino de los cielos que un rico, el calvinismo predicaba exactamente lo contrario. La pobreza era una señal de la condenación, y la riqueza de la salvación.

“Nuestro Padre misericordioso se ha complacido graciosamente en seducirnos al amor y la adoración de sí mismo por la dulzura de sus recompensas. Anuncia, por tanto, que tiene recompensas reservadas para los virtuosos, y que la persona que obedece sus mandamientos no trabajará en vano… promete también las bendiciones de la vida presente, así como la felicidad eterna, a los que obedecen y guardan sus mandamientos…»(1).

 

 

 

Las ideas puritanas calarían fuerte en la mentalidad estadounidense. De acuerdo con las investigaciones de eruditos como Spadaro y Figueroa, los orígenes de la corriente del “Evangelio de la prosperidad” y de su promesa de bienestar financiero y material se remontan a los EE. UU. de finales del siglo XIX, y especialmente al pensamiento de Esek William Kenyon, pastor de la New Covenant Baptist Church de New York, el cual sostenía que a través del poder de la fe se pueden modificar las realidades materiales concretas, no solo para bien sino también para mal, en el sentido de que la pobreza, la enfermedad y la infelicidad eran el resultado directo de la falta de fe.

 

 

Como vimos en la primera parte, solo hay un evangelio y la Biblia es la primera en hablar de prosperidad y bendición en todas las áreas, luego Calvino en sus escritos lo promulgó y los puritanos de la gran Nación Americana también impulsaron estos principios Bíblicos que muchos han querido dejar a un lado y peor muchos a quienes los practican tachan de herejes o de seguir falsa doctrina.

Acaso creer en que podemos ser bendecidos económicamente y en las demás áreas de nuestra vida es negar las buenas Nuevas de Jesús?, acaso creer que los mismos milagros y sanidades de la época Bíblica y de los hechos de los Apóstoles están a nuestra disposición hoy también por medio de la Fe en Jesús, es malo o perverso?.

 

Tal como afirmamos en la primera parte, no se sabe quién utilizó por primera vez este «peyorativo» nombre, lo que si podemos asegurar es que a quien le atribuyen este modo o tipo de aplicación de algunos principios Bíblicos el Pastor Kenneth Hagin, nunca se autoproclamó como creador o impulsor de este «evangelio», y más bien sus enseñanzas fueron tergiversadas y manipuladas para crear confusión y división.  Quizás los primeros en acusar sus enseñanzas y su FE fueron los cesacionistas, pero NUNCA KENNETH HAGIN repito, habló de Evangelio de prosperidad ni nada parecido. La doctrina que él seguía era la misma doctrina Bíblica que todos seguimos, la única diferencia fue que abrió los ojos de muchos Creyentes dormidos, en todo lo referente a la FE en Dios y su Palabra escrita, enseñó a tener activa nuestra Fe, a creer que el justo por la Fe vivirá y que la Fe agrada a Dios. Que por esa Fe en Jesús y en la aplicación de su Palabra podemos hoy en día ser sanos, salvos y también bendecidos en todas las áreas de nuestras vidas. Jamás enseñó que el sufrimiento no existe, ni tampoco enseñó que los milagros y la sanidad física o del alma son transaccionales.

 

 

 

 

Si eres de ese grupo que ha hablado de Pastores, Ministerios, Iglesias, medios y los has «acusado» de pertenecer al «evangelio de la prosperidad», antes que nada te invito a que pases a ese Pastor, Ministerio o Medio por el cedazo de la palabra, por este filtro que son estos versículos citados y contestes estas preguntas así sabrás si estás obrando bien o solo te estás dejando llevar por aquellos hermanos rotulantes que más que bien hacen mal.

 

 

Para concluir, no te dejes llevar por todo lo que los medios, aún muchos «cristianos» dicen. Lee, averigua, y sobre todo Ora. No es tiempo para estar divididos, es tiempo de arar y cosechar la más grande cosecha de almas de todos los tiempos.