La Biblia no solo habla de espiritualidad, también revela principios prácticos que transforman la vida económica de quienes obedecen a Dios.
La historia de Israel refleja tres estados financieros que todo creyente atraviesa:
1.Esclavitud en Egipto (trabajar para Faraón).
2.Provisión del maná en el desierto (lo justo, lo necesario).
3.Abundancia en la tierra prometida (leche y miel).
Cada etapa nos enseña lecciones espirituales y económicas. Dios no quiere que vivamos como esclavos ni apenas ajustados; su plan es llevarnos a una vida de abundancia, pero con un corazón circuncidado.
1. Trabajar para Faraón: La Esclavitud del Sistema
“Y los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza, y amargaron su vida con dura servidumbre…”
(Éxodo 1:13-14)
Durante siglos, Israel trabajó sin herencia y sin libertad, enriqueciendo a Egipto.
Hoy, muchos creyentes viven atrapados en el mismo patrón: largas jornadas, deudas y cargas sin fruto.
La mentalidad de esclavitud es trabajar solo para sobrevivir, sin propósito.
Frase destacada: “El hombre que no sabe hacia dónde va, ya es esclavo del que sí lo sabe.” — Anónimo
Dios no nos llamó a ser esclavos del sistema, sino a ser administradores libres y herederos de sus promesas.
2. Vivir del Maná: Lo Justo, lo Necesario
“Así comieron los hijos de Israel maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada… Y el maná cesó…”
(Éxodo 16:35 / Josué 5:12)
El maná fue un milagro diario que enseñó dependencia, pero tenía un límite: era lo justo para cada día.
Esta etapa representa al creyente que vive de provisiones milagrosas: siempre hay, pero nunca sobra. Es una etapa formativa:
•Aprender a confiar en Dios.
•Obedecer su voz.
•Ser agradecidos con lo suficiente.
El inversionista Warren Buffett dijo: “No ahorres lo que te queda después de gastar, gasta lo que te queda después de ahorrar.”
La disciplina que Buffett menciona se refleja en el maná: Dios ordenaba guardar con propósito, no con avaricia.
Pero el maná no era el destino final: debía cesar para dar paso a una vida de siembra y cosecha en la tierra prometida.
3. La Tierra de Leche y Miel: Abundancia en Dios
“Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra… en la cual no comerás el pan con escasez, ni te faltará nada en ella…”
(Deuteronomio 8:7-9)
La tierra prometida era el lugar de la herencia, donde fluía la leche y la miel, símbolo de abundancia.
Pero Israel tuvo que pasar por dos procesos antes de entrar:
1.Circuncidarse (Josué 5:2) → señal de obediencia y consagración.
2.Aceptar el fin del maná (Josué 5:12) → pasar de depender de lo inmediato a sembrar y cosechar.
John D. Rockefeller afirmó: “Daría mi fortuna a cambio de conocer los principios de la Palabra de Dios desde mi juventud.”
El hombre más rico de su tiempo entendía que la verdadera prosperidad se sostiene en la obediencia a los principios divinos.
4. Circuncisión del Corazón: La Clave de la Verdadera Prosperidad
“Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz.”
(Deuteronomio 10:16)
La abundancia no es solo cuestión de trabajar más o tener más recursos; depende de la condición del corazón.
Un corazón circuncidado es humilde, obediente y centrado en Dios.
Jesús lo dejó claro:
“Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”
(Mateo 6:33)
Sin un corazón circuncidado, la abundancia se convierte en idolatría. Con un corazón transformado, la abundancia se convierte en herramienta para extender el Reino.
Conclusión: Elegir la Buena Tierra
Israel pasó por tres estados financieros:
1.Egipto → esclavitud.
2.Maná → lo justo.
3.Tierra prometida → abundancia.
Pero la abundancia solo se disfruta en buena tierra. Jesús lo dijo:
“La semilla que cayó en buena tierra dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.”
(Mateo 13:8)
La prosperidad en Dios depende de elegir la buena tierra para sembrar y de tener un corazón circuncidado, enfocado en el Reino antes que en las riquezas.
TIEMPOS DE CRISTO 2025.

