Nuestro Salvador sufrió 7 derramamientos de sangre y 6 tipos de heridas que nos proveen sanidad tanto emocional como física. Aprende cómo utilizar en fe cada una de sus heridas para sanar enfermedades y cómo cada derramamiento de su preciosa sangre te libera y sana tu alma, emociones y sentimientos.
7 DERRAMAMIENTOS DE LA SANGRE DEL CORDERO INMOLADO: SANA TU ÁREA EMOCIONAL
- Sudor con gotas de sangre
“Se alejó a una distancia como de un tiro de piedra, se arrodilló y oró: «Padre, si quieres, te pido que quites esta copa de sufrimiento de mí. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía». Entonces apareció un ángel del cielo y lo fortaleció. Oró con más fervor, y estaba en tal agonía de espíritu que su sudor caía a tierra como grandes gotas de sangre.” — Lucas 22:41-44 NTV
El primer derramamiento de Jesús fue su sudor como grandes gotas de sangre, científicamente esta condición se conoce como HEMATOHIDROSIS.
En la Biblia, específicamente en el Nuevo Testamento, se hace referencia a Jesús derramando lágrimas en tres ocasiones. Una de estas menciones es durante un momento de oración en el Getsemaní (Jardín de los olivos), previo a su crucifixión. En este pasaje (Lucas 22:44), además de las lágrimas, se describe a Jesús sudando gotas de sangre durante su agonía. En esa época, debido a su condición divina, este fenómeno pudo haber tenido un componente patológico, desencadenado por el estrés extremo que experimentaba.
¿QUÉ ES?
La hematohidrosis es una condición muy rara en la que el individuo afectado suda sangre, como consecuencia de enfrentar la muerte o alguna situación de estrés extrema. Como se menciona en la Biblia, Jesús sabía que su muerte estaba cerca (Mateo 16:21). Aunque el mecanismo exacto no se conoce, se ha descrito una dilatación de los capilares, lo que provoca la filtración de glóbulos rojos alrededor de los folículos de la piel.
La comunidad científica ha explicado que esta condición patológica está asociada con la ruptura de vasos sanguíneos y la liberación de sangre por los poros cercanos al área afectada. Pocos casos (menos de 100 en el mundo) han sido reportados en la literatura científica.
Jesús experimentó sin duda una condición de estrés extrema, sobrehumana, al saber lo que le esperaba. El sufrimiento y temor de enfrentar la muerte desataron esta hematohidrosis. Jesús, nuestro Salvador, murió por nosotros, por nuestras debilidades, temores, sufrimientos y dolores. No permitas que el estrés te abata; tienes una salida, y es la sangre de Jesús que cayó en gotas de sudor. Cuando ores, recuerda que Él sufrió más que tú y pídele que, por la sangre en sudor que fluyó de Él, tú puedas recibir la paz que sobrepasa todo entendimiento.
“No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.” — Filipenses 4:6-7 NTV
- La Sangre causada por los azotes en la espalda y el cuerpo de Jesús
“Así fue que Pilato dejó a Barrabás en libertad. Mandó azotar a Jesús con un látigo que tenía puntas de plomo, y después lo entregó a los soldados romanos para que lo crucificaran.” — Mateo 27:26 NTV
Los terribles latigazos en la espalda de Jesús desgarraron su carne, dejando expuestos sus huesos. Este castigo tan cruel era conocido como flagelación.
La flagelación ha sido usada a través de la historia, especialmente por los judíos. El reo recibía trece azotes con un látigo armado con tres correas. En Roma y Grecia, la flagelación era aún más atroz y se aplicaba a esclavos y criminales condenados a morir en la cruz. En muchos casos, el reo fallecía a causa de los azotes.
Jesús fue flagelado por Pilato como muestra de su “culpabilidad”. Este castigo, en el caso de Jesús, era más infamante y cruel, pues debía marcar su «culpabilidad» antes de su crucifixión. ¿Te sientes culpable por algo? ¿Eres esclavo de un pecado o vicio? Invoca el poder de la sangre derramada por Jesús debido a los azotes en su espalda y cuerpo. Nada puede esclavizarte. Si recibes a Jesús en tu corazón como Señor y Salvador, y lo confiesas públicamente, nunca podrás ser culpado ni sentirte culpable, pues Él ya pagó por ti.
“Luego oí una fuerte voz que resonaba por todo el cielo: ‘Por fin han llegado la salvación y el poder, el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo. Pues el acusador de nuestros hermanos —el que los acusa delante de nuestro Dios día y noche— ha sido lanzado a la tierra. Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y por el testimonio que dieron.’” — Apocalipsis 12:10-12 NTV
- La sangre que brotó a causa de la corona de espinas
“Armaron una corona con ramas de espinos y se la pusieron en la cabeza y le colocaron una caña de junco en la mano derecha como si fuera un cetro. Luego se arrodillaron burlonamente delante de él mientras se mofaban: ‘¡Viva el rey de los judíos!’ Lo escupieron, le quitaron la caña de junco y lo golpearon en la cabeza con ella.” — Mateo 27:29-30 NTV
Cuando los soldados pusieron la corona de espinas en Jesús, lo hicieron con el propósito de burlarse de Él, de humillarlo al máximo. La sangre que brotó de sus sienes y cabeza cubrió su rostro.
La etimología de la palabra escarnio se refiere a una tortura o tormento, lo que refleja perfectamente lo que sufrió Jesús. El escarnio es la burla en su máxima expresión, física y moralmente.
Si has sido víctima de burla o humillación, invoca el poder de la sangre de Cristo derramada a causa de la corona de espinas. Jesús sufrió por nuestras burlas y humillaciones, y la sangre que brotó de su cabeza te liberta de cualquier tipo de escarnio. Si sientes que ya no puedes más y que nadie cree en ti, clama la preciosa sangre de Cristo derramada por las burlas de los soldados.
- La sangre que brotó de las manos de Jesús
“Mis enemigos me rodean como una jauría de perros; una pandilla de malvados me acorrala. Han atravesado mis manos y mis pies.” — Salmos 22:16 NTV
Cuando Jesús fue atravesado por los clavos en la cruz, sus manos fueron traspasadas, destrozadas, brotando abundante sangre. Los estudios médicos demuestran que los clavos que atravesaban las manos o muñecas eran lo suficientemente fuertes para sujetar a una persona a la cruz.
El ser atravesado en sus manos simboliza el intento de detener las obras de Jesús, las cuales realizaba con sus manos. Si sientes que tus esfuerzos son inútiles o que nada de lo que haces fructifica, clama el poder de la sangre de Jesús que brotó de sus manos. Consagra tus manos a Jesús, a su obra y a hacer lo bueno.
“Por la sangre que brotó de las manos de Jesús, mis manos son limpias, puras, consagradas a buenas obras.” Ora así: “Las usaré para orar, para bendecir, para sanar, para liberar, para construir el Reino de Dios en la tierra, en el nombre de Jesús. Amén.”
- La sangre que brotó de los pies de Jesús
“Mis enemigos me rodean como una jauría de perros; una pandilla de malvados me acorrala. Han atravesado mis manos y mis pies.” — Salmos 22:16 NTV
Los pies de Jesús lo llevaron por toda Galilea a predicar las buenas nuevas. Al ser atravesados por los clavos, los soldados intentaban detener su caminar, su misión de predicar el evangelio. Si te has desviado del camino, si has dejado de compartir el evangelio o has tomado caminos de pecado, clama el poder de la sangre de Jesús derramada por sus hermosos pies. Esta sangre te dará las fuerzas para seguir predicando a tiempo y fuera de tiempo.
- La sangre que brotó del rostro y las barbas de Jesús
“Les ofrecí la espalda a quienes me golpeaban y las mejillas a quienes me tiraban de la barba; no escondí el rostro de las burlas y los escupitajos.” — Isaías 50:6 NTV
“Entonces comenzaron a escupirle en la cara a Jesús y a darle puñetazos. Algunos le daban bofetadas y se burlaban: ‘¡Profetízanos, Mesías! ¿Quién te golpeó esta vez?’” — Mateo 26:67-68 NTV
El rostro de Jesús estaba lleno de sangre debido a la corona de espinas, y además los soldados comenzaron a golpearlo en las mejillas y a arrancarle la barba. La identidad de Jesús, tanto física como moral, fue humillada. La barba, en la cultura judía, era símbolo de masculinidad e identidad.
¿Te sientes sin identidad? ¿No sabes a dónde perteneces? ¿Tu masculinidad o feminidad están en duda? ¿No sabes quién o qué eres? ¿Te sientes confundido? Clama el poder de la sangre de Jesús que brotó de su rostro y de su barba arrancada. Dile: Señor, quiero tener una identidad en Ti. Me siento confundido, perdido, no sé quién soy o qué soy… Quiero ser tu hijo… Soy tu hijo, moriste por mí en la cruz y mi identidad es ser hijo tuyo, pertenecer a Ti, a tu Reino, a tu Iglesia. AYÚDAME, en el nombre de Jesús. Amén.
- La sangre que brotó al ser traspasado su costado
“Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua.” — Juan 19:34 NTV
Ya no quedaba nada de sangre en el cuerpo de Jesús. Con la lanza de Longinus brotó lo último de su sangre y agua… Todo estaba consumado. Su sangre había sido derramada por toda una humanidad que merecía haber muerto en lugar de Él. Lo último de su preciosa sangre brotó de su corazón, de su interior.
¿Te sientes abandonado? ¿Defraudado? ¿Tienes dolor en tu corazón causado por una pérdida, un rompimiento, una quiebra? ¿Tienes depresión? ¿Tristeza? Clama el poder de la sangre que brotó del corazón de Jesús y sé libre. La sangre de Cristo tiene poder, y toda fue vertida por ti, para que fueras limpio de todo pecado, sin importar cuál sea.
Para que seas libre de pensamientos de muerte, de suicidio, de temor. Para que salgas de la burla, para que las obras de tus manos sean agradables a Dios, para que prosperes en todo, para que camines en integridad, para que prediques a otros que Jesús murió y resucitó para darnos vida eterna. Clamamos el poder de la sangre de Jesús sobre nuestras vidas, sobre nuestras familias. Invocamos el poder de la sangre de Jesús sobre ti y los tuyos.
En la parte 2 espera: LOS SEIS TIPOS DE HERIDAS DE JESÚS. SANIDAD PARA EL CUERPO.
Que Dios te bendiga.
Tiempos de Cristo 2024.
Daniel E. Ospina B.